El 16 de junio de 1976 los jóvenes de Soweto, en Sudáfrica, plantaron una semilla de liberación abonada con su propia sangre. Cientos perdieron la vida demandando el desmantelamiento del régimen del apartheid y su derecho a una vida digna en equidad e igualdad.
El legado de jóvenes, niñas y niños de África ha motivado a jóvenes, comunidades y movimientos en todo el mundo a continuar plantando semillas de justicia y libre determinación, demostrándonos que no hay otra manera de dignificar la vida sino es ejercitando y respetando los derechos que nos asisten como seres humanos y pueblos. En todo el mundo, Jóvenes africanos y descendientes de África lideran hoy importantes movimientos transformadores que prometen un futuro más humanizado y menos capitalizado, desafiante de las intolerancias y prejuicios que instigan violencia y sostienen regímenes de injusticias y miseria.